Origen botánico: América del Norte
La equinácea, o flor cónica de la pradera, es una planta que habita las praderas de América del Norte. Los originarios de aquellas tierras la
nombraron “raíz de alce” tras notar que estos animales las buscaban cuando estaban enfermos o heridos. Tradicionalmente se la usó en el
tratamiento de todo tipo de enfermedades e infecciones. Hoy se la suele usar para acortar la duración de la gripe, bronquitis y el resfrío.
Además, refuerza el sistema inmunológico, por lo que acompaña en casos de candidiasis, herpes u otras infecciones. También alivia el dolor y las
molestias físicas en general, ayuda a sanar heridas, alivia eczemas y psoriasis. Además, se la utiliza en casos de cistitis y afecciones urinarias.
Como la salvia y la lavanda, fortalece la salud bucal, por lo que se puede recurrir a buches de equinácea antes y/o después de un tratamiento
odontológico. Tiene un potencial de antienvejecimiento estimulando el crecimiento y protege a las células sanas.
Se desrecomienda vincularse por tiempos prolongados, y es un recurso de rescate al que debemos sumar un abordaje más integral y sostenible. Se
evita en niños menores de 13 años, en mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas.
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Origen botánico: América del Norte
La equinácea, o flor cónica de la pradera, es una planta que habita las praderas de América del Norte. Los originarios de aquellas tierras la
nombraron “raíz de alce” tras notar que estos animales las buscaban cuando estaban enfermos o heridos. Tradicionalmente se la usó en el
tratamiento de todo tipo de enfermedades e infecciones. Hoy se la suele usar para acortar la duración de la gripe, bronquitis y el resfrío.
Además, refuerza el sistema inmunológico, por lo que acompaña en casos de candidiasis, herpes u otras infecciones. También alivia el dolor y las
molestias físicas en general, ayuda a sanar heridas, alivia eczemas y psoriasis. Además, se la utiliza en casos de cistitis y afecciones urinarias.
Como la salvia y la lavanda, fortalece la salud bucal, por lo que se puede recurrir a buches de equinácea antes y/o después de un tratamiento
odontológico. Tiene un potencial de antienvejecimiento estimulando el crecimiento y protege a las células sanas.
Se desrecomienda vincularse por tiempos prolongados, y es un recurso de rescate al que debemos sumar un abordaje más integral y sostenible. Se
evita en niños menores de 13 años, en mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas.