Es un árbol de frutos comestibles perteneciente a la familia botánica de las Cecropiáceas. Crece en las selvas marginales de los ríos del Brasil, la región amazónica de Bolivia, Paraguay, y en el noreste de la Argentina.
Convocada ampliamente como medicina y desde tiempos antiguos por los aborígenes sudamericanos, y por estos lares de la Abya Yala, por los pueblos tupiguaraní.
En guaraní “amba” remite a levantarse o erguirse. El Amba-y, árbol de amba, árbol de erguirse, está referido en la leyenda de recuperación del diluvio de la cultura tupiguaraní.
"Cuando las aguas bajaron innumerables cadáveres estaban tendidos en la nueva tierra. A quienes más tarde serían transformados en aves carroñeras se les encomendó resucitar a los muertos dotándoles a sus pipas con tatachina (niebla creativa). Para hacerlo se apostaron sobre las ramas del árbol del amba (Ambay) primigenio. Cuando el creador se acercó a los jotes blancos observó que el humo no era el de sus pipas, más bien estaban asando a los cadáveres para alimentarse, entonces los transformó en aves carroñeras y la tarea fue encomendada a los futuros jotes de cabeza roja”. (Fragmento de una versión del mito diluviano guaraní)
Y así como nos trae el saber simbólico, es una planta seca y caliente, que colabora especialmente en el centro de nuestro cuerpo. Por ello, lo sugerimos para situaciones de resfriados, catarros, bronquitis, especialmente para fumadores, y en cuadros prolongados de asma.
Entre sus beneficios es:
• Expectorante y de efecto balsámico
• Calma el catarro o tos irritativa rebelde
• Ayuda a estar más confortables
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Es un árbol de frutos comestibles perteneciente a la familia botánica de las Cecropiáceas. Crece en las selvas marginales de los ríos del Brasil, la región amazónica de Bolivia, Paraguay, y en el noreste de la Argentina.
Convocada ampliamente como medicina y desde tiempos antiguos por los aborígenes sudamericanos, y por estos lares de la Abya Yala, por los pueblos tupiguaraní.
En guaraní “amba” remite a levantarse o erguirse. El Amba-y, árbol de amba, árbol de erguirse, está referido en la leyenda de recuperación del diluvio de la cultura tupiguaraní.
"Cuando las aguas bajaron innumerables cadáveres estaban tendidos en la nueva tierra. A quienes más tarde serían transformados en aves carroñeras se les encomendó resucitar a los muertos dotándoles a sus pipas con tatachina (niebla creativa). Para hacerlo se apostaron sobre las ramas del árbol del amba (Ambay) primigenio. Cuando el creador se acercó a los jotes blancos observó que el humo no era el de sus pipas, más bien estaban asando a los cadáveres para alimentarse, entonces los transformó en aves carroñeras y la tarea fue encomendada a los futuros jotes de cabeza roja”. (Fragmento de una versión del mito diluviano guaraní)
Y así como nos trae el saber simbólico, es una planta seca y caliente, que colabora especialmente en el centro de nuestro cuerpo. Por ello, lo sugerimos para situaciones de resfriados, catarros, bronquitis, especialmente para fumadores, y en cuadros prolongados de asma.
Entre sus beneficios es:
• Expectorante y de efecto balsámico
• Calma el catarro o tos irritativa rebelde
• Ayuda a estar más confortables